"Junto a este pueblo de
Chabin ay un gran edificio de piedras muy labradas de notable grandeza; era
Guaca y Santuario de los más famosos de los gentiles, como entre nosotros Roma
o Jerusalem, donde venian los indios a offrecer y hazer sus sacrificios; porque
el demonio de este lugar les declaraba muchos oráculos, i assi acudían de todo
el Reyno" (Antonio Vázques de Espinoza en Compendio y descripción de las
Indias Occidentales, 1620).
"El Castillo", llamado así la pirámide principal del sector llamado Templo Nuevo en el sitio arqueológico Chavín de Huántar
Chavín de Huántar fue construida
al pie de las cumbres nevadas de la Cordillera de los Andes en un estrecho
valle en la confluencia de los ríos Mosna y Huacheqsa a 3185 metros sobre el
nivel del mar muy cerca a la entrada de la selva amazónica. Se estima que
Chavín empezó a ser construido hacia el año 850 a.C. y fue abandonado hacia el
año 200 a.C.
Chavín y el origen de la
cultura andina
Los primeros visitantes que
dejaron escritas sus impresiones sobre este sitio arqueológico fuero los
funcionarios estatales españoles que luego de la conquista del Perú en 1532
realizaron "visitas" y "tasas" a los nuevos territorios
ocupados o de los "extirpadores de idolatrías", sacerdotes católicos
encargados de reprimir y "extirpar" cualquier tipo de culto o
adoración que no sea cristiano. El informe escrito por Antonio Vázques de
Espinoza, y cuya cita inicia este texto, es un ejemplo de esas primeras
noticias. Esto ocurrió hasta mediados del siglo XVII. El interés sobre Chavín
se reaviva siglos después, pero con otras intenciones, la de los viajeros y
aventureros del siglo XIX que recorrieron el mundo relatando en libros de
viajes sus impresiones sobre (para ellos) tierras exóticas. Muchos de estos
viajeros traen aires científicos y a ellos les debemos las primeras
descripciones modernas de Chavín. Ejemplo de ello son Charles Wiener (1880) o
Ernest Middeendorf (1893 - 1895).
La Portada de las Falcónidas, ingreso principal a "El Castillo" (Templo Nuevo). Su nombre se deriva de las aves labradas sobre las columnas cilíndricas que forman esta portada.
A principios del siglo XX
era poco lo que se sabía sobre el pasado más remoto del Perú. Julio C. Tello,
el padre de la arqueología peruana llega a Chavín de Huántar en 1919 y
rápidamente se da cuenta de su gran importancia y la considera como la más
antigua, centro y origen de toda la cultura peruana. Esta cultura, que para
Tello, en su época, fue el origen de todas las demás culturas se llama Chavín,
al igual que este sitio arqueológico, su centro principal. Al transcurrir el
siglo XX la arqueología encontró otros sitios arqueológicos más antiguos que
son considerados como los orígenes de Chavín. Pese a no ser el más antiguo, sin
embargo Chavín de Huántar es considerado como la primera cultura que unificó
los andes peruanos durante el período histórico llamado "Horizonte
Temprano".
Sin embargo ya desde esa época el
sino de Chavín también a estado marcado por la política contemporánea del Perú.
Ya en su época, la teoría de Tello de "Chavín como cultura matriz de la
civilización andina" que le daba a la cultura peruana un origen amazónico
y una supremacía serrana (desde Chavín) sobre la costa estaba opuesta a la
teoría de Rafael Larco Hoyle (contemporáneo de Tello) quien sostenía que Chavín
era un sitio menor subsidiario de la cultura Cupisnique, cuyo centro geográfico
fue los valles de Moche y Chicama (lugar de las principales investigaciones de
Larco) en la costa norte del Perú y por tanto había (ya desde esa época) una
mayor importancia de la costa sobre la sierra. Aunque sus protagonistas
iniciales hace tiempo ya no están, esta discusión aún no ha concluido.
El Complejo Arqueológico de Chavín
de Huántar
El aspecto actual que presenta
Chavín de Huantar es el resultado de una larga historia de construcciones y
remodelaciones mientras estuvo en uso, y de reutilizaciones y destrucción desde
que fue abandonado, alrededor del año 200 a.C.
Reconstrucción tridimencional computarizada donde se indican las principales partes de este sitio arqueológico.
Para su mejor entendimiento y
reconocimiento se han nombrado individualmente a las varias pirámides, plazas,
portadas y escalinatas que forman parte de este sitio arqueológico y que, como
ya se dijo, no fueron usadas todas en un mismo momento. La imagen que se puede
ver a continuación ilustra la ubicación de cada uno de los sectores y edificios
que en la actualidad se pueden ver en Chavín de Huántar.
El Arte Chavín en Piedra
A tdos los visitantes y
estudiosos de este sitio les ha admirado la gran cantidad y belleza de figuras
labradas en piedra que adornan los diversos espacios de este maravilloso
templo. Las características de éstas representaciones son singulares para este
sitio y su época (el Horizonte Temprano, entre el 800 a.C. al 200 d.C.) y en
base a ellas (las piedras labradas) se ha caracterizado al arte de la cultura
Chavín.
Uno de los primeros y más
importantes estudiosos del arte Chavín fue el arqueólogo norteamericano John H.
Rowe quien analizó las principales esculturas de este sitio identificando sus
principales características las que comparó con la secuencia alfarera del
estilo Paracas en el valle de Ica (contemporáneo con Chavín en la costa sur del
Perú), desarrollando una secuencia cronológica de este arte que dividió en
cuatro fases que nombró como: AB, C, D y EF.
Principales "obras maestras" del arte de la cultura Chavín labradas en piedra en el sitio arqueológico de Chavín de Huántar.
Rowe nos dice que el arte Chavín
es fundamentalmente representativo y recargado de convenciones que rigen este
estilo, los que fueron muy respetados por quienes ejecutaron este arte pues lo
cumplieron a cabalidad y no se apartaron de sus normas. Las principales
convenciones fueron: la simetría, la repetición, el módulo de anchura y la
simplificación de motivos a combinaciones de líneas rectas, curvas y volutas
(Rowe 1972). Otra de las características principales es la representación de
ojos redondos, saltones con las pupilas desorbitadas (excéntricas) y el uso de
grandes colmillos. Las representaciones más frecuentes son de aves (como
águilas y halcones), felinos y serpientes con atributos humanos y viceversa.
En Chavín de Huántar podemos
apreciar, en la actualidad muchos ejemplos del arte de labrado en piedra en piezas
únicas que hoy llamamos Estela Raimondi, Obelisco Tello, Lanzón Monolítico, La
Medusa y otras como la Cornisa de las Falcónidas, las columnas de la portada
principal del Templo Nuevo, las piedras grabadas de la Plaza Circular Hundida y
las "Cabezas Clavas", esculturas de cabezas humanas con atributos
divinos que estuvieron clavadas a modo de cornisa en el Templo Nuevo.
Detalle de diseños Chavín tallados en piedra.
El "Templo Viejo" de
Chavín
Chavín no fue construida en un
solo momento. Tiene una larga historia de ampliaciones y remodelaciones. La
pirámide más antigua es la llamada Templo Viejo (850 a.C.) y albergó en su
interior al oráculo principal de esa época: El "dios Sonriente",
representado en la escultura llamada Lanzón Monolítico. Al Templo Viejo lo
forman 3 pirámides que juntas y vistas desde el aire forman una letra
"U". Este estilo de diseñar templos tuvo su origen siglos antes en la
costa del Perú, en sitios como La Florida y Garagay en el valle del Rímac o
Huaca de Los Reyes en el valle de Moche.
Cada una de las partes que forman
el Templo Viejo tuvo una función dentro de las ceremonias que se celebraron
allí. La Pirámide Central del Templo Viejo fue construida con muros de piedra
labrada unidas con barro. Los espacios interiores fueron rellenados con tierra
y piedras sin trabajar. Al interior de esta pirámide se construyeron pasadizos
estrechos que se asemejan a pasajes subterráneos, por eso se les han llamado "galerías".
En el Templo Viejo la más
importante es la "Galería del Lanzón", donde está el
ídolo llamado "Lanzón Monolítico", uno de los principales íconos para
los Chavín. En esta piedra está tallada la imagen del dios del mundo de abajo,
también llamado "El dios Sonriente", responsable de la fecundidad de
la tierra y de las estaciones del año. La manera en que fue dibujado "El
dios Sonriente" caracteriza al arte de los Chavín.
Parte inferior de la foto, la Plaza Circular Hundida, a la izquierda la escalinata que lleva a la cima de la pirámide principal del Templo Viejo. A la derecha lo que queda de las lápidas y estelas grabadas en piedra que adornaron dicha plaza.
Ubicada entre los brazos del
Templo Viejo, los Chavín construyeron una plaza de forma circular, por debajo
del nivel del suelo, hundida, en oposición a la Pirámide Principal, que está
elevada, por encima del nivel del suelo. Al centro de esta plaza estuvo clavado
el otro ídolo principal para los Chavín, el "Obelisco Tello"
(Makowski 1997).
La Plaza Circular Hundida tiene
dos escalinatas, ubicadas en lados opuestos, por los que se puede acceder a su
interior. Las paredes estuvieron enchapadas con piedras finamente pulidas y
decoradas con imágenes de seres míticos. Estas imágenes talladas sobre las
piedras que cubren la pared de la Plaza Circular Hundida representan una
procesión de seres míticos caminando hacia la escalinata que conduce a la
Pirámide Principal, donde está el Lanzón. Debajo de ellos hay otra procesión
tallada en piedra, pero de felinos, quienes siguen la misma dirección que los
seres míticos.
El Obelisco Tello es
otra de las principales esculturas representativas del arte de esta cultura
pues representa una metáfora del universo tal como lo entendían los Chavín. Fue
descubierto por el agricultor Don Trinidad en 1908. Años después es estudiado
por el arqueólogo Julio C. Tello de quien tomó su nombre.
Sobre las cuatro caras de este
obelisco están tallados los dibujos de 2 lagartos: macho y hembra, quienes
habitan cada cual en una mitad del universo. Ellos expresan su poder en la
tierra a través de mensajeros, como el jaguar o el águila.
Al centro, foto del Obelisco Tello, principal obra de arte tallada en piedra. A ambos lados dibujos de los diseños desarrollados en las caras de esta escultura.
A un lado de la Plaza
Circular Hundida está la Galería de las Ofrendas que es un
largo pasadizo subterráneo con 9 recintos en uno de sus lados en donde se depositaron,
sobre el suelo, gran cantidad de vasijas rotas de cerámica mezcladas con restos
de animales como ofrenda. En el lado opuesto de la Plaza Circular Hundida está
la Galería de las Caracolas, en cuyo interior se depositaron,
principalmente, caparazones de grandes caracoles (de la especie Strombus sp.),
algunos de ellos bellamente decorados.
El "Templo Viejo" fue
diseñado pensando como una representación simbólica del universo Chavín
(Makowski 1997). Está dividido en 2 por una línea imaginaria que va del
"Lanzón" al "Obelisco Tello" dividiendo todo el conjunto en
partes iguales. En el diseño del Templo Viejo los brazos laterales representan
a las dos fuerzas, opuestas y complementarias, que gobernaron el cosmos es esa
era. El espacio entre los brazos, donde están la Pirámide Central y la Plaza
Circular Hundida, representa el mundo en el que vivimos y donde las dichas 2
fuerzas cósmicas interactúan (Makowski 1997).
Al interior de la Pirámide
Principal del Templo Viejo la galería principal (la Galería del Lanzón) tiene
forma de cruz y divide simbólicamente en 4 a este edificio. En el centro de
dicha cruz esta clavado el Lanzón, simbolizando ser el centro, el eje sobre el
que gira el universo (Makowski 1997).
A la derecha, foto del "Lanzón Monolítico", a la izquierda dibujo del diseño labrado sobre esta escultura pétrea.
La línea imaginaria que divide en
partes iguales al Templo Viejo también divide a la Plaza Circular Hundida. En
cada una de las mitades hay 56 imágenes talladas en piedra ordenadas en 2
filas, como ya se dijo, las que parecen desfilar desde una escalera a la otra
en dirección a la Pirámide Principal.
Para Richard L. Burguer,
arqueólogo estudioso de Chavín durante esta época se construyó un puente sobre
el río Wachecsa y una muralla que controlaba el ingreso desde la parte baja del
valle. Los pobladores de Chavín estaban divididos en dos, unos, alrededor del
Templo Viejo y los otros, al otro lado del puente.
El "Templo Nuevo" de
Chavín
Al Brazo Derecho del Templo Viejo
se le construyó una ampliación. Había un cambio en marcha. Para el año 390
antes de Cristo (aproximadamente) los cambios en Chavín son totales, se
construye un nuevo templo, llamado "Templo Nuevo", al costado del
anterior, el "Templo Viejo".
Vista frontal de la pirámide llamada "El Castillo", que corresponde a la pirámide principal del sector Templo Nuevo.
Aunque el "Templo
Nuevo" se diferencia en varios aspectos del "Templo Viejo",
comparten la forma en "U" del templo y la misma orientación
geográfica. La Pirámide Central del Templo Nuevo tiene forma de cubo, con muros
de piedra y dimensiones que impresionan al visitante (aproximadamente 70 metros
por lado y 10 metros de altura) por ello se le conoce con el apelativo de
"El Castillo". En su construcción se usaron piedras de origen exótico
como el granito blanco o la caliza negra a las que pulieron prolijamente y les
dieron forma rectangular.
Al interior de la Pirámide
Central está la mayor cantidad de galerías que se han
encontrado en este sitio. Cada una de ellas tiene su propio lugar de ingreso.
Aún no se conoce la función exacta que tuvieron.
Al centro de la Pirámide Central,
contra la fachada principal, está La Portada que en su singular diseño no
conduce al interior del edificio, sino que mediante escaleras laterales lleva a
la cima del mismo. Dicho portal está formado, principalmente por 2 columnas y
un dintel sobre los que se han tallado las imágenes emblemáticas del panteón
Chavín.
Foto panorámica de la Plaza Cuadrangular Hundida.
La Plaza Cuadrangular Hundida,
ubicada frente a la pirámide principal, guarda una exacta alineación con la
portada del Templo Nuevo. Cuatro escalinatas (una por cada lado) comunican el
exterior con el interior. Los cuatro muros laterales están enchapados con
hileras de bloques de piedra pulidas. Sobre uno de esos bloques se ha tallado
la imagen de un ser mítico llamado por los arqueólogos de la actualidad como la
"medusa", pero en realidad es la representación de la época del
Templo Nuevo del mismo ser mítico esculpido en el Lanzón del Templo Viejo.
Las "Cabezas
Clavas" son unas esculturas de piedra que representan cabezas
humanas pero con atributos de los dioses Chavín que originalmente estuvieron
clavadas en la parte alta del muro exterior del Templo Nuevo. Hoy en día solo
queda una de ellas en su ubicación original.
La Estela Raimondi es
un gran bloque de piedra que tiene en una de sus caras tallada a la
representación de la divinidad principal de los Chavín en la época del Templo
Nuevo. Fue encontrada por el sabio italiano Antonio Raimondi, a mediados del
siglo XIX en casa de Timoteo Espinoza, un campesino de la zona. Esta escultura
representa al llamado Dios de los Báculos, el que es el centro de todo, sobre
quien gira el universo. A partir de esta época el "dios de los
Báculos" será representado en diferentes épocas y lugares por más de 2000
años.
A la derecha, foto de la "Estela Raimondi", a la izquierda dibujo del diseño labrado sobre esta obra de arte de la cultura Chavín.
Durante la época del Templo Nuevo
el "eje ceremonial" conserva su antigua orientación, pero unos metros
hacia el sur dividiendo, también, al nuevo templo en partes iguales. Uno de los
lugares donde es más notoria esta dualidad es en la portada de la Pirámide
Principal del Templo Nuevo.
En la época del Templo Nuevo, la
huaca de Chavín fue el centro del mundo conocido, recibiendo peregrinos de los
lugares más alejados del antiguo Perú.
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